Por Ricardo Pérez Cuevas / Blog Gente Saludable
La operación cesárea es el procedimiento quirúrgico más frecuente en el mundo, pero conlleva riesgos y muchas veces se hace de forma innecesaria.
Washington, D.C .- La salud materna es una prioridad que continúa en la agenda de salud de los países en América Latina. En términos generales, los indicadores de salud materna están mejorando: hay más embarazadas que aprovechan de la atención prenatal, más partos institucionales y menos muertes maternas. Sin embargo, todavía queda un margen de mejora muy amplio para la atención del parto. La proporción de partos por cesárea lo confirma, pues es evidente que cada vez hay más cesáreas en toda la región.
El panorama de las cesáreas
El parto por cesárea es el procedimiento quirúrgico más frecuente en el mundo. Existen muchos factores que explican esta tendencia, incluyendo la falta de sustento para realizarlo, incentivos económicos, conveniencia profesional, solicitud de la madre (too posh to push) y sobre-medicalización del nacimiento.
Actualmente no existe un umbral que defina cuál es el porcentaje aceptable de partos por cesárea en relación al total de partos. En el pasado se consideraba que era del 15%. En la actualidad, muchos países tienen porcentajes muy superiores a este umbral.
En América Latina las cifras no son alentadoras pues la región tiene uno de los más altos porcentajes de cesáreas en el mundo.
República Dominicana, México y Argentina lideran con porcentajes del 60,6%, 47,5% y 43,2%, respectivamente. Estas cifras contrastan con las de países europeos donde la cifra más alta corresponde a Italia (35.7%), seguido de España (25%).
En México, entre más de 600 mil partos, el 49% de madres primerizas tuvo a su bebé por cesárea. La diferencia fue marcada entre instituciones de salud pública orientadas hacia poblaciones más vulnerables (35%) y clínicas privadas (más del 58%).
¿Cuándo es apropiado realizar una cesárea?
Aunque frecuentemente se realiza esta intervención de forma innecesaria, su indicación debe ser justificada para tratar las complicaciones del embarazo y del parto que representan un peligro para la vida de la embarazada y de su bebé. Este procedimiento no debe tomarse a la ligera, y hacerlo no solo carece de beneficios, sino que puede incrementar los riesgos de complicaciones inmediatas y mediatas, tanto para la madre como para el recién nacido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido los siguientes criterios para guiar una práctica correcta de las cesáreas, con el fin de trazar un porcentaje aceptable y mejor definido:
1. Las cesáreas son eficaces para salvar la vida de las madres y los neonatos solamente cuando son necesarias por motivos médicos.
2. A nivel de población, las tasas de cesárea superiores al 10% no están asociadas con una reducción en las tasas de mortalidad materna y neonatal.
3. Las cesáreas pueden provocar complicaciones y discapacidades significativas, a veces permanentes, o incluso, la muerte, especialmente en los lugares que carecen de instalaciones o de capacidad para realizar cirugías de forma segura y para tratar las complicaciones quirúrgicas.
Hacia el cambio de tendencias
La participación de las madres en la toma de decisiones a la hora del parto es clave. Un estudio en Inglaterra reportó que muchas cesáreas se realizan de forma “necesaria” debido a fallas de comunicación entre la paciente y el personal de salud. Esto subraya la importancia de asegurar que las embarazadas puedan tomar una decisión debidamente informada.
También hace falta una mejor capacitación médica para orientar a la paciente por el camino recomendable para su caso particular. El deseo de la madre de tener cierta predictibilidad y control sobre el parto, las experiencias de parto y recuperación, y la falta de experiencia de los médicos para atender una variedad de escenarios de parto vaginal (antecedente de cesárea, parto prolongado, entre otros) pueden inclinar la balanza a favor de la cesárea, sin que ésta sea la solución apropiada.
La multiplicidad de estudios sobre cesáreas evidencia que existen muchos factores no clínicos a considerarse, tanto del lado de la oferta como de la demanda, para reducir estos procedimientos. Es necesario un abordaje multidimensional para lograr este objetivo, así como mayor evidencia sobre los efectos que las tasas de cesárea tienen sobre la mortalidad y morbilidad materna y perinatal, los resultados pediátricos y el bienestar psicológico o social. Así, se podrá conducir la tendencia hacia una tasa de partos por cesárea en casos realmente necesarios, asegurando el bienestar pleno de las madres y sus bebés.
¿Tuviste un parto por cesárea? ¿Cómo fue tu experiencia? Si estás embarazada, ¿preferirías que tu parto sea natural o por cesárea? ¿Por qué? Cuéntanos en la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter.
Ricardo Pérez Cuevas es médico, especialista sénior en salud y editor del Blog Gente Saludable del Banco Interamericano de Desarrollo.