De acuerdo con la coordinadora del Departamento de Equidad y Género de la Facultad de Psicología de la UANL, María Petra Chávez, el confinamiento por el COVID-19 ha aumentado los casos de violencia familiar en Nuevo León. Refiere además que la nueva normalidad ha afectado la estabilidad emocional de los miembros de las familias.
Por: Guillermo Jaramillo
Monterrey, México. UANL (puntou.uanl.mx). - El confinamiento causado por la pandemia por el virus del COVID-19 ha tenido efectos alarmantes en los hogares del estado debido al aumento en los casos de violencia familiar.
Así lo dijo quien funge como coordinadora del departamento de Equidad y Género de la Facultad de Psicología de la UANL, María Petra Segovia Chávez.
“Del 2017 al 2020”, señala, “los casos de violencia familiar se han mantenido en cifras alarmantes. Y si bien en el mes de abril de 2020 bajó el número de denuncias legales de violencia familiar, curiosamente a partir de este mes se incrementó el número de llamadas al 911”.
En este número se atienden emergencias médicas, de seguridad y protección civil a nivel federal, estatal y municipal.
De conformidad con el reporte de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a nivel nacional se han registrado de enero a junio 352 mil 526 denuncias por violencia familiar, es decir, el 7.35% del total de llamadas a este número, mientras que en el mismo período pero del año pasado se realizaron 351,682, esto es, el 7.1% del total de llamadas.
Un teléfono que no deja de sonar
Durante la pandemia hemos aprendido que la crisis exterior puede detonar situaciones de riesgo en nuestra salud mental. Ansiedad, depresión y violencia familiar son algunos de los cuadros que han salido a relucir durante estos primeros cuatro meses de cuarentena.
Ante esta situación, la Universidad Autónoma de Nuevo León brinda servicios de salud mental a través del Departamento de Urgencias de la Facultad de Psicología, quienes trabajan en coordinación con el Gobierno del Estado para atender a la población en general en esta pandemia.
Mediante una llamada a los teléfonos 81-8348-2724 y 81-8348-3866 ext. 301, en esta dependencia las personas son canalizadas de inmediato con un experto.
Si bien no ha terminado el período de confinamiento para otorgar índices precisos, es claro que la violencia familiar y algunos otros estados de inestabilidad emocional están acaparando la atención de los psicólogos.
“Tenemos el segundo lugar a nivel nacional en incremento de llamadas al 911. Por ejemplo, en abril de 2020 fueron mil 195 denuncias, mientras que en 2019 fueron mil 250 denuncias.
“Existe la posibilidad de que tal vez ya no pudieron salir a denunciar, pero sí hacer llamadas al 911”.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en abril bajaron las denuncias presenciales, pero aumentó la atención telefónica. El confinamiento empezó a causar estragos en las familias afectadas por la violencia.
Aumentan atenciones psicológicas
Juan José Roque, Director de Salud Mental y Adicciones del Estado, señaló en rueda de prensa que ante los problemas derivados por la pandemia causada por el COVID-19 se han incrementado las atenciones psicológicas.
“Puede venir el desánimo, pues tenemos más de tres meses luchando contra este virus. Esto puede ser la razón para que ciertas personas comiencen a desarrollar condiciones mentales que no son normales. Comienzan a aparecer síntomas.
“Observamos que en las personas que están solicitando consultas a causa de las situaciones generadas por el COVID-19, el mayor porcentaje presenta ansiedad y un poco más del 20 por ciento muestra síntomas de depresión”, indicó.
Lo que movió la nueva normalidad
Tener tristeza y coraje, esa ambivalencia, es parte de la nueva normalidad. También lo es buscar explicaciones lógicas que a veces van más allá de la realidad, buscar a un culpable cuando en realidad no es más que un virus nuevo que se comporta de una manera inusual.
Es ahí donde aparecen los primeros cambios en las personas al rebasar el nivel normal de funcionamiento del sistema nervioso como un intento del cerebro de tratar de ajustarse a como dé lugar a un ambiente que considera hostil y complicado.
“Culturalmente aprendimos que el hombre es el proveedor y la mujer es quien debe quedarse en casa al cuidado de los hijos. Esto que sucedió con la pandemia nos movió a todos. Pero resulta que ahora no podemos salir a trabajar porque hay una situación de riesgo y nos indican que debemos de permanecer en casa.
“Si yo soy el proveedor y debo de llevar el dinero a casa, yo aprendí a ser de fuera, no de adentro. Hubo cambios culturales y la mujer también salió a trabajar. Y surgieron los problemas con la adaptación, con lo que traigo aprendido culturalmente y lo que tengo como obligación dentro de mi casa. Esto está causando cambios en la salud mental de la mayoría”. María Petra Segovia Chávez, Coordinadora del Departamento de Equidad y Género de la Facultad de Psicología de la UANL.
Seis meses es el tiempo estimado para que una persona se adapte a un cambio. Entre tanto, las consecuencias están afectando la vida en los hogares del estado.
Ante esta situación, la Universidad se ha dado a la tarea de brindar ayuda a la comunidad en general, poniendo también a su disposición el sitio https://www.facebook.com/FaPsi, donde serán atendidos por expertos del área de la psicología.