En el taller de costura todas tenían nombre. En el campo, solo eran un número
Por Reyes Gamez
Monterrey, México (Agencia de Noticias 3er Sector).- Basándose en un impresionante trabajo de investigación, incluso en entrevistas con la última costurera superviviente, la novelista e historiadora Lucy Adlington en Las costureras de Auschwitz (Planeta) ofrece una detallada e inestimable reconstrucción del vínculo de amistad que unía a aquellas valientes mujeres y su papel en la resistencia del campo, al tiempo que expone la codicia, la crueldad y la hipocresía del Tercer Reich.
Las costureras de Auschwitz cuenta la historia de las veinticinco mujeres y adolescentes, la mayoría judías, que en medio del horror absoluto del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau fueron seleccionadas para confeccionar ropa a medida para las damas de la alta sociedad nazi. Sus habilidades se convirtieron en su única esperanza de salvarse de una muerte segura en las cámaras de gas.
En La cinta roja, su primera novela, Lucy escribió sobre la existencia de un taller de alta costura en las entrañas del infierno mismo, el campo de exterminio de Auschwitz. Donde una joven encontraba en las largas horas de exigente labor un escape a las espantosas condiciones en que allí se sobrevivía, además de una razón para seguir con vida donde el asesinato era la norma. Lo que la autora quiere contarnos ahora es la asombrosa historia verdadera detrás de dicha ficción: la de las costureras reales que la inspiraron.
Con singular pericia narrativa, este documento pone en perspectiva incontables datos e historias personales de las sobrevivientes y sus familiares, para describir cómo fue que el odio desatado por los nazis contra los judíos cristalizó un añejo prejuicio en Europa y permitió la tragedia que significó el Holocausto, de qué manera la moda de la época y las ropas en general son otra forma de hacer el relato de esos años terribles que expertas modistas vivieron particularmente, ejerciendo su oficio para satisfacer el orgullo y la hipocresía de quienes disponían de ellas como esclavas bajo la amenaza constante de una muerte brutal.
Las costureras de Auschwitz muestra desde una perspectiva distinta la obsesión nazi con los atuendos como una vía de expresar adhesión a su proyecto totalitario, de exhibir a quienes eran foco de sus ataques, y en última instancia, una manifestación del despojo al que sometieron a millones de personas durante su atroz hegemonía.
Adlington entrega con Las costureras de Auschwitz, además de numerosos relatos desconocidos de supervivencia, un aporte de primer nivel a lo que se conoce como "historia de la vida cotidiana" durante los años treinta y cuarenta, con la industria del vestido y el calzado al centro de una vasta campaña de rapiña al amparo de la discriminación y la explotación más inhumanas.