Mar de piedra es una metáfora impactante de un mundo petrificado por el egoísmo y la violencia
Por Reyes Gamez
Monterrey, México (Agencia de Noticias 3er Sector). Aura García-Junco en su novela Mar de piedra (Seix Barral) lleva a sus lectores adentrarse a una ficción especulativa, en la cual la autora presenta a tres personajes principales que cada uno tiene una gran herida que es la que los lleva a lugares y a encuentros, además de abordar temas que nos aquejan actualmente.
“De inicio no quería escribir sobre desapariciones, cuando empecé a tener un poco más de claridad de que lo quería escribir era de violencia intima, de las violencias que todas y todos ejercemos y que tienen más que ver con nuestras heridas que con nuestros deseos de violentar, esos tres personajes parten de ese idea: tienen algo que no ha cicatrizado, que les duele y que a partir de eso actúan.
Conforme fui avanzando en la escritura se fueron colando los temas que más me dolían a mí en ese momento, por un lado el hecho de que los feminicidios estuvieran cada vez más visibilizados, porque en 2016 se empezaba hablar mucho más de esto, no solamente en Juárez que pues ya era un viejo tema terrible, sino la epidemia de feminicidios que había en México en general. Y por otro lado: pues que ya llevamos tanto años conviviendo con la idea de que alguien en cualquier momento puede desaparecer y las implicaciones que esto tenía con las madres buscadoras también siendo cada más visible.
Entonces eran dos temas que estaban en el aire, que me movían mucho y empezaron a manifestarse dentro de la escritura sin que yo buscara de lleno que estuvieran”, mencionó García-Junco.
Mar de piedra es una metáfora impactante de un mundo petrificado por el egoísmo y la violencia, y de cómo, aun entre la piedra y el asfalto, florece la vida y el amor, ya que los personajes también asumen sus decisiones.
Aura señaló que le apasiona el “poder crear estos personajes complejos, que no sean ni negros ni blancos, que a veces si tienen actos muy ruines, incluso la persona que tiene el acto más ruin, también tiene algún acto bondadoso en algún momento de su vida, lo cual no lo exime de la responsabilidad, pero si lo hace más complejo y ese es el lugar de donde yo quería escribir mis personajes. Sofía es un personaje, a diferencia de los otros dos personajes, es mucha más reflexiva e introspectiva, siempre se está preguntando, no necesariamente el hecho que se haga preguntas la hace actuar diferente, que es lo que nos sucede en general, a veces si logramos cambiar nuestra actitudes cuando nos preguntamos cosas, siempre es mejor hacerlo, pero no siempre eso se refleja en acciones y a Sofía le pasa mucho eso, es una persona introspectiva que puede ver donde esta errando o puede ver unos caminos, pero eso no quiere decir necesariamente que sea tan fácil deshacerse de eso que carga”.
Ciudad de México, 2025. Antes una de las avenidas más transitadas, Madero está ocupada por las estatuas de los cientos de mujeres, hombres y hasta de niños desaparecidos día tras día. Este insólito fenómeno coincide con la propagación de los mattangs —mapas que, según los creyentes, revelan el destino a quien sepa leerlos— y cuyo culto se ha apoderado de los capitalinos. Cuando la escéptica maestra Sofía encuentre en uno de estos el rastro que dejó un fantasma del pasado, ahora un ser de piedra, las corrientes del cosmos la conducirán al posible origen de su desaparición.
En esta ciudad distópica y gris, una profesora universitaria, un alcohólico en recuperación y una joven furiosa que reniega del destino navegan por una sociedad que se ha acostumbrado a ver cómo sus semejantes se evanecen, pero en la que también existen aquellos que se resisten a olvidar.
García-Junco mencionó que la creación del escenario, “pues para mí fue una creación de mundo muy larga, tomo mucho tiempo porque quería que fuera un mundo muy tridimensional, que se sintiera un mundo no como una escenografía de cartón sino como algo que condiciona y hace que los personajes actúen en torno a eso”.
Respecto a esos diálogos de los personajes con las estatuas, a Aura le parece “una metáfora muy fuerte para hablar de lo que esta, lo que no está. En la novela las estatuas se vuelven la excusa para dejar de buscar a los desaparecidos, porque nunca sabes si son de hecho los desaparecidos quienes están ahí petrificados o si no son, si hay que buscar alguien o no, y al gobierno le parece mucho más conveniente parar todas las búsquedas, pero me parece que también funciona de hacer reflexiones sobre nuestra propia realidad. Me gustaba mucho también la idea de ver como la geografía de la ciudad se reconfigura a partir de la aparición de las estatuas, porque creo que es algo que un poco pasa cuando hay antimonumentos que son espontáneos socialmente, como reconfiguran el espacio, que lecturas nos obligan a darles y como al final en cierta medida acabamos acostumbrarnos a ellos”.
García-Junco estuvo el pasado 16 de octubre presentando su libro en la Feria Internacional del Libro Monterrey 2022.