El Menonita Zen, un libro que refleja el contexto social de nuestros tiempos
Por Reyes Gamez
Monterrey, México, Agencia de Noticias 3er Sector.- La frontera, el poliamor, el deseo fratricida, el suicidio forman parte del libro El Menonita Zen (OCEANO) de Carlos Velázquez, quien señaló que en la calle es donde se encuentran las historias que permiten crear los relatos.
"Desde hace 20 años estoy muy clavado con escribir relatos, es una de mis pasiones favoritas, lo disfruto mucho y siempre que salgo a la calle estoy viendo relatos en potencia, no todos cuajan, no todos llegan a la página, pero es imposible no estar pensando" en eso, mencionó Velázquez.
El escritor dijo que la trama de los relatos lleva un contexto social actual, pero advirtió que en ningún momento se buscó moralizar.
Una chava fitness que cuando se embriaga sale a buscar sexo con gordos, un menonita que decide dejar de ser lo que su religión exige de él y se inicia en la práctica milenaria de la meditación, un hombre que se convierte en payaso después de que su hermano le arrebata a su esposa son algunas de las criaturas que habitan los relatos de El menonita zen.
"De alguna manera hay un reflejo del presente muy intenso en este libro. Las obsesiones de los personajes parece ser que son las obsesiones que están flotando en el aire. Por ejemplo, esta fitness que está obsesionada con la figura, la maestra de yoga que está obsesionada con el orden, evidentemente el menonita que está obsesionado con la paz espiritual, que tú abres Instagram y lo primero que ves es que la receta del jugo verde, que la rutina de ejercicio sin salir de casa, que yoga para principiantes, todo esto que nos están bombardeando todo el tiempo. Como que estos personajes lo resienten y quieren responder ante esas demandas, pero obviamente responden de unas maneras que no son tampoco las ordinarias", mencionó Velázquez
Carlos recordó que el cuento de El Menonita Zen surgió ya “que a la vuelta de mi casa en Torreón, esta Casa Tiber, entonces es una callecita, no humilde, pero es una calle que no tiene, digamos, código postal, por decirlo de alguna manera. Entonces un día pasé yo a las 7:00 p.m., y vi así afuera carrazos del año, y yo decía carajo, pero qué está pasando Volví a sacar a pasear al perro el día siguiente y vi otra vez estos carros, pero a la hora en que iba saliendo la gente de Casa Tibet, entonces salían señoras, señores de mucha lana con sus tapetes enrollados aquí, que venían de meditar y se subían a los carros y se iban. Entonces yo dije, pues un día tengo que escribir un cuento sobre la gente que está muy clavada y sobre todo la gente rica que está clavada en la onda de la meditación. Pero luego dije que vive en San Pedro, por ejemplo, y que está obsesionada con la yoga y con los aceites aromáticos y que está obsesionada con los cuarzos y que esto como que es una moda, que está obsesionada con la comida orgánica, dije no puedas escribir un cuento sobre eso, tiene que tener mucho sabor y tiene que ser algo original y que no se haya hecho”.
Pero para lograr esa originalidad es que necesitaba un personaje que permitiera asomarse al extremo de la realidad, es que “entonces pensé, también caminando por la calle, hay un crucero donde siempre esta una camioneta de una familia de menonitas que se dedican a vender quesos en el semáforo, entonces dije, claro, pues estos son los dos extremos que nunca se tocan, yo voy a hacer que convergan en una misma historia, y fue así como surgió la idea de escribir este menonita”.
Velázquez mencionó que los demás relatos que acompañan a El Menonita Zen, es debido a que el “menonita necesitaba compinches. Entonces fue así como empezaron a surgir la fitness y empezaron a surgir los otros relatos y poco a poco se fueron conformando hasta quedar esto que es el resultado que como bien dices del acomodo, hay tres cuentos que están atravesados por la música. Entonces lo que quisimos hacer en una primera prueba fue dejar todos esos como si fuera un bloque y luego dejar un cuarto en medio, que es el cuento del enano albino, dejarlo como, digamos, como un parte aguas y luego las otras tres historias restantes, pero quedaba un poco forzado. Entonces estuvimos ensayando con el orden y al final decidimos que intercalar los cuentos de música con los demás era la mejor opción y el libro agarraba mucho más ritmo y tenía esta contundencia que yo creo que tiene al final con el cuento del menonita que es el que cierra”.
Sobre que el tema del suicidio aparezca en uno de los cuentos, Carlos reflexionó de que “esta onda del suicidio asistido es una cosa bien extraña, porque yo nunca lo he reflexionado desde el punto de vista ni personal, ni menos literario, yo no he sido un gran consumidor de literatura del suicidio que hay, pero nunca me había pasado por la cabeza. Pero cuando llegó la idea de este cuento se fue dando de esta manera el asunto de poner en el centro de todo el suicidio, que al final no se suicida, pero si es lo que lo que provoca el final de este este personaje”.
Además otro tema que se hace presente es la paternidad, sobre esto el autor dijo “que está presente en todo el libro la paternidad analizada desde distintos puntos y en este caso de como el padre no quiere que el destino de su hijo se repita y está la otra relación del padre que se suicida y hereda a su hijo, está la otra situación del payaso que está imposibilitado para ser padre y está la otra también muy fuerte relación entre el menorita y su papá, que él busca revelarse del padre, pero el padre no entiende mucho de las tensiones que viven adentro de su hijo, las cuales le impiden asumirse como menonita”.
Velázquez agradeció a los lectores por hacer suyo El Menonita Zen, ya que “el libro ha tenido muy buena recepción, la gente que lo lee le ha gustado mucho, se ha divertido mucho, algunos se han identificado con algunos personajes, con algunas conductas, sobre todo estas conductas que parecieran muy extravagantes pero que mucha gente en privado las practica o las lleva a cabo. Yo estoy muy contento con los resultados, muy contento con la edición del libro, me gustó mucho como quedó”.