Durante la Revolución Mexicana participaron miles de mujeres
Que jugaron un papel importante dentro y fuera del combate, sin embargo, son pocas las que se han ganado el reconocimiento de la sociedad.
Por Gabriela Ortiz
Monterrey, México, UANL (Punto U).- Fue hace 110 años cuando el pueblo mexicano se levantó en armas en busca de igualdad social y distribución de tierras y riquezas, así como derrocar el gobierno de Porfirio Diaz.
Y aunque en la Revolución Mexicana participaron miles de mujeres que jugaron un papel importante dentro y fuera del conflicto armado, son pocos los nombres que figuran en los libros de historia, pues han quedado relegadas a la sombra de este suceso centrado en los personajes masculinos.
“Siempre se ha visto la Revolución como si se hubiera hecho por hombres y para hombres, pero no, ellas fungieron en cosas muy importantes”, señaló la historiadora Kassandra Sifuentes Zúñiga.
“Cuando el campo de batalla ya estaba sin hombres, porque los hombres eran los iniciales que estaban al frente, metían a las mujeres y a los niños a pelear. Las mujeres no solamente estuvieron cocinando, como las películas lo presentan, tenían un papel muy importante”, explicó la licenciada en Historia y Estudios de Humanidades por la UANL.
Las mujeres en la Revolución Mexicana
1. Generalas o soldaderas
Este es un cargo que se les asignaba a las mujeres para estar al frente de un ejército; dentro de este rango, sobresalen los nombres de Carmen Vélez, alias La Generala, y Carmen Amelia Robles Ávila.
A finales del mayo, en 1911, La Generala comandó una partida de 300 hombres que operaban en las zonas del estado de Hidalgo y Tlaxcala.
Por otro lado, Carmen Amelia Robles Ávila, proveniente de Xochipala, Guerrero, luchó en contra de los huertistas y destacó por el manejo de armas y del caballo, sin embargo, ya que no era aprobada por los demás, recurrió a la vestimenta masculina y cambió su nombre a Coronel Robles.
2. Distribuidoras y limpiadoras de armas
“Ellas pasaban las armas al momento, las recogían, es decir, estaban en movimiento en todos los conflictos, ya que las mujeres no se tenían que hacer a un lado cuando los hombres estaban peleando.
“Hay imágenes y fotografías donde a ellas se les ve limpiando las armas, puliéndolas, recogiendo los cartuchos, quitándoles incluso las armas a los que ya estaban muertos”, expresó la historiadora Kassandra Sifuentes Zúñiga.
También hubo mujeres que apoyaron al movimiento con la compra y entrega de armas para los revolucionarios.
Áurea San Martín, prima de Aquiles Serdán, se encargaba de distribuir armas entre los simpatizantes de la causa maderista, no obstante, tras entregar un paquete con dinamita el 18 de noviembre de 1910, fue encarcelada; años más tarde, el gobierno reconoció su labor patriótica.
3. Periodistas
El periodismo fue primordial en esta etapa de la historia mexicana, ya que a través de la prensa se escribieron las memorias históricas de la Revolución, sin embargo, es un área poco estudiada.
“Otro que creo que es muy importante es el rol de la mujer, no en el conflicto bélico en sí, en el campo de batalla, pero si atrás, como lo fue la prensa. Hay muchas mujeres que se destacaron en la prensa desde artículos de crítica, artículos de vivencia”, comentó Sifuentes Zúñiga.
La prensa fue un medio en el que las mujeres se desenvolvieron como escritoras, fundadoras y directoras de periódicos; tal es el caso de Elisa Acuña y Rossetti, quien escribió en Excélsior y El Duende de Veracruz en contra del régimen de Díaz.
En 1904 la capturaron y la trasladaron a la cárcel de Belén, donde conoció a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, fundadora del semanario Vésper. Tras quedar en libertad, ambas redactaron el periódico con tendencias socialistas Fiat Lux.
Posteriormente, se trasladaron a San Antonio, Texas, donde continuaron editando el Vésper; además, se reunieron con el grupo que formaban Ricardo y Enrique Flores Magón, Santiago de la Hoz, Juan Sarabia y Sara Estela Ramírez.
“Ellas ‘se levantaban en armas’ de esa manera para que se recocieran sus derechos, que se les reconociera su participación en el movimiento”, apuntó la historiadora.
4. Enfermeras
El servicio médico y apoyo personal de enfermería fue fundamental durante la Revolución Mexicana. Sara Perales y Celia Espinoza Jiménez fueron ejemplo de dicha labor.
Nacida en Tlaxcala, Sara Perales se incorporó al grupo maderista en 1910, acompañando a los revolucionarios que tomaron Ciudad Juárez. Estaba al frente del cuerpo de voluntarios de enfermeras, donde organizó la atención de hospitales de sangre, en Chihuahua.
Posteriormente, en 1914, en Monterrey, Nuevo León, se unió al constitucionalismo como enfermera en jefe, bajo el mando de los médicos militares Ignacio Sánchez y Pablo Martínez.
Mientras que la guanajuatense Celia Espinoza Jiménez fue profesora, enfermera y diplomática y participó a favor de Francisco I. Madero, sin embargo, tras el golpe de Estado por Victoriano Huerta, se integró a la Cruz Blanca Neutral.
Durante el gobierno de Venustiano Carranza, Espinoza Jiménez se desempeñó como secretaria particular del Ministro de Educación en Veracruz.
El papel de la mujer en tiempos de coyuntura
Aunque las mujeres participaron activamente en la Revolución Mexicana, desde distintos frentes, el reconocimiento por sus contribuciones ha sido poco valorado a lo largo de los años.
Mujeres con sed de lucha y en búsqueda de mejores condiciones dan batalla en tiempos difíciles, pero la presión social les ha impedido trascender, aseguró la historiadora Kassandra Sifuentes.
“Se pensaba que el movimiento de la Revolución iba a cambiar las cosas, iba a dar más reconocimiento a la mujer, pero no es así, la Revolución, y esa es la crítica más importante que hacen las mujeres, no cambió nada.
La autora del libro Historia Social del Cine en Monterrey durante el Porfiriato y la Revolución Mexicana, 1898-1927, publicado por CONARTE, concluyó que la mujer tiene fuerte presencia en momentos coyunturales, pero luego su lucha se desvanece a causa de las presiones sociales y culturales.
“Yo creo que también es la presión social, lo cultural y todo, reprime y, pues, no ejercemos una voz cuando se trata de uno mismo y tenemos que salir en multitud para demostrarlo y, aun así, no funciona, porque ya está muy arraigado que la mujer tiene que ser así cultural y socialmente”, puntualizó.