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Estudia el Alzheimer en roedores hembras

Desarrollo
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Estudia el deterioro cerebral que produce el Alzheimer

Por Luis Salazar/Fotografía: Daniel Zamora

Monterrey, México, UANL.- Estadísticamente el Alzheimer afecta más a las mujeres que a los hombres, pero la inmensa mayoría de las investigaciones con murinos (roedores) sobre esa enfermedad se hacen en especímenes machos.

¿Qué pasaría si estudia en seres vivos hembras?

Parece una pregunta simple pero que quizá muy poca gente se había tomado la molestia de intentar esa posibilidad en los laboratorios en estudios preclínicos.

Una de ellas es Stephanie L. Proskauer Peña, egresada de la Preparatoria Técnica Médica y la Facultad de Medicina (FACMED) de la UANL, y ahora investigadora del Centro Biomédico de la Facultad de Medicina de la Universidad Charles de Pilsen, República Checa.

En su laboratorio Stephanie era la única mujer, además extranjera y primera mexicana. Ella le preguntaba a su jefe ¿por qué no contratas más investigadoras? Él le respondía: “yo abro las plazas, pero no hay mujeres que quieran aplicar”.

La doctora Proskauer Peña regresó a Monterrey para brindar el 2 de septiembre la charla “¿Qué, dónde y cuándo? ¿Cómo llegué aquí? GPS interno y alrededor del mundo”, con el que inauguró la edición 2021 del programa Mujeres en la Ciencia de la UANL.

Ellas retardan más la enfermedad

Su estudio, “Deterioro Prematuro de la Memoria espacial en el modelo doble transgénico de la enfermedad Alzheimer TgF-244D”, se trabaja con 115 ejemplares murinos mutadas con dos genes humanos (ratas transgénicas) en un control de 6, 9 y 12 meses de edad.

Para su estudio, ella y su grupo utilizan un laberinto acuático de Morris, un laberinto en forma de cruz con espacios abiertos y cerrados, y hacen una prueba de evasión de lugar alotético (AAPA).

Sus resultados indican que, en cuanto a la visión, los machos tuvieron problemas a los nueve meses y las hembras hasta los doce meses. En cuanto al daño hipocampal los machos tenían desarrollo a los seis meses y las hembras después de los nueve meses.

Proskauer Peña dice que sus conclusiones la dejan satisfecha pero no conforme, pues aún faltan más estudios en murinos antes de pensar en tratamientos o diagnósticos tempranos de una enfermedad diagnosticada hace unos 40 años y que aún no tiene cura.