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Prevalecen desinformación y escasa infraestructura para atender la salud mental

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En el orbe, la depresión es uno de los problemas más frecuentes y discapacitantes.

Ciudad de México, UNAM. - Depresión, ansiedad, idea de muerte y adicciones destacan entre los principales problemas de salud mental, los cuales pueden atenderse adecuadamente si se detectan en etapas tempranas, afirma Ingrid Vargas Huicochea, académica del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

“Un punto clave para comenzar a sospechar que una emoción o un pensamiento pudieran ser parte de un problema de salud mental es, por un lado, la disfunción; es decir, que esa emoción o conducta no me están dejando funcionar adecuadamente con la familia o amigos.

Y, por otra parte, el sufrimiento que esa emoción causa, y que nos hace sospechar que algo está pasando”, alerta.

Si esa emoción duró demasiado, más allá de lo esperable, si comienza a provocar que yo no funcione como sería adecuado desde los propios parámetros y además me genera malestar, entonces puede ser parte de un problema, precisa la especialista.

Al hacer una reflexión a propósito del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, Vargas Huicochea detalla que para hacer un diagnóstico los especialistas evalúan el conjunto de manifestaciones, pues una sola conducta alterada no es suficiente por sí sola.

“La depresión, que es uno de los problemas más frecuentes y discapacitantes, tiene varias manifestaciones casi todos los días de un periodo determinado, constante durante por lo menos dos semanas. Incluye ánimo bajo, a veces irritabilidad o tristeza, anhedonia, que es la dificultad para experimentar placer, alteraciones en el sueño (insomnio o dormir mucho), cambios en el apetito (que se vaya el hambre o que se coma de más), alteraciones en la concentración y en la memoria, así como pensamientos de que uno vale menos que los demás”, detalla.

Vargas Huicochea señala que al presentarse este padecimiento, “la persona se muestra menos capaz, menos exitosa o menos inteligente”. Hay sentimientos de culpa irracional sin sustento, alteraciones en el nivel de energía, cansancio sin realizar esfuerzo y síntomas físicos inespecíficos como dolores de cabeza o corporales e incluso ardor.

En ocasiones, agrega, está acompaña de la idea de muerte, lo cual no indica necesariamente gravedad, es un pensamiento pasivo donde la persona no tiene la intención de hacerse daño. O también: “ojalá que me duerma y no vuelva a despertar”, “qué hago aquí”, “el mundo estaría mejor sin mí”.

Depresión y ansiedad, “primas hermanas”

Cuando se transforma en algo intencional, y estoy planeando cómo morir, eso es una idea suicida, la cual “habla de una depresión grave, en donde puede haber síntomas fuera de la realidad, como ideas delirantes o alucinaciones”, enfatiza Vargas Huicochea.

Aunque la depresión y la ansiedad “son primas hermanas” y a nivel cerebral se parecen mucho, en síntomas tienen diferencias y se comportan de distinta manera, aclara la universitaria.

La depresión suele ser más episódica (aparece y desaparece), mientras que la ansiedad es constante y está ligada a la personalidad del individuo. “Está asentada en la personalidad y de repente se exacerba y es lo que notamos como patología”.

La ansiedad es un grupo de enfermedades, destaca la especialista. Las más recurrentes en consulta son trastorno de ansiedad generalizada y de pánico.

En el primer caso, para hacer el diagnóstico tienen que pasar por lo menos seis meses con los síntomas, aunque con frecuencia las personas acuden a atenderse después de años. Incluye ansiedad constante (la persona es incapaz de relajarse, no puede estar en paz) y preocupaciones que suponen que las cosas saldrán mal (a esto se le llama anticipación catastrófica).

En la ansiedad suele haber cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, intolerancia, enojo, gritos, fallas en la parte cognitiva (sobre todo en concentración y memoria), insomnio y alteraciones en el apetito que hacen que la persona coma más.

“Es física, así que muchas veces antes de llegar con el psiquiatra el paciente ya visitó a muchos especialistas, especialmente al gastroenterólogo porque suele haber gastritis y colitis. Con ella la gente se puede acostumbrar a vivir así y no se percatan de la alteración”, comenta.

Otro problema de ansiedad es el trastorno de pánico, el cual incluye episodios que son picos intensos que estrictamente duran de 10 a 15 minutos, pero se confunde con dolor físico o emocional intenso.

Duele el pecho, algunas partes del cuerpo se duermen, algo se atora en la garganta, se sube la presión y el paciente lo vive como real y piensa que algo negativo le va a pasar, detalla la especialista.

“En los problemas de adicciones hay que explorar mucho cada caso. Son problemas complejos que necesitan ser muy desmenuzados por el especialista para detectar dónde se originan”, precisa Vargas Huicochea.

Cuestión de actitud o de voluntad

La psiquiatra considera que la falta de información sobre las enfermedades mentales ha hecho que se estigmaticen, y se margine a quienes las padecen.

Estos padecimientos “no muestran de inicio síntomas alarmantes como fiebre, ronchas o tumoraciones. Implican cambios paulatinos en la conducta y eso hace que pensemos que no son enfermedades reales, sino que es una cuestión de actitud o de voluntad”, asevera.

Y agrega: “Si comenzamos a lograr que la gente se percate de los problemas de salud mental, y que busque atención, el gran problema es que los servicios son escasos y están saturados, por lo que tiene que haber mejoras en la infraestructura y la atención al paciente, lo que es un desafío a nivel mundial”.

Para la experta el Día Mundial de la Salud Mental no es una jornada de festejo, “es un recordatorio para ponernos a reflexionar sobre los diferentes retos en materia de salud mental. Este año se refiere a tener acceso a los servicios, y a oportunidades de atención y acompañamiento”.

En su página de internet, la Organización Mundial de la Salud señala como lema de campaña de este año “Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad”.

Destaca que la pandemia de la COVID-19 ha tenido impacto en la salud mental de las personas. Algunos grupos, como los trabajadores de la salud y otros de primera línea, los estudiantes, quienes viven solos y los que tienen afecciones mentales preexistentes se han visto especialmente afectados. Y los servicios de atención para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias han sido considerablemente interrumpidos.

Sin embargo, indica que durante la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2021 los gobiernos del mundo reconocieron la necesidad de ampliar los servicios de salud mental de calidad a todos los niveles.