Aún existe una tendencia a mirar esta condición como una enfermedad
Por Laura Lucía Romero Mireles
Ciudad de México, Gaceta UNAM.- En el Informe Mundial sobre Discapacidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama la atención sobre el crecimiento en las tasas de personas en esa situación. Agrega que ello ha sido generado, principalmente, por dos circunstancias: el envejecimiento de la población y el alarmante incremento de enfermedades crónico-degenerativas, factores que, a decir del organismo internacional, no encuentran cabida en los imaginarios sociales contemporáneos.
Las “visiones estereotipadas de la discapacidad” insisten en los usuarios de silla de ruedas y algunos otros grupos “clásicos”, como las personas ciegas o sordas, alertó Brenda Araceli Bustos García, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
En el Seminario Perspectivas Críticas en Discapacidad, organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, expuso que el llamamiento de la OMS en torno a la estereotipificación de la discapacidad es palpable en los discursos sociales y, de forma más sutil, en los paradigmas científicos en los que no se han realizado avances o análisis en torno a su reconceptualización.
La socióloga consideró que el momento contemporáneo se constituye como el tiempo en el que los estereotipos deben ser rotos, ya que las discapacidades generadas a partir de las enfermedades crónico degenerativas no siempre son visibles.
Al participar en el encuentro organizado por el Centro de Investigación y Estudios en Discapacidad y Salud de la ENTS, añadió que, durante décadas, las personas con discapacidad y sus familiares han pugnado por establecer una diferenciación, separación o distanciamiento entre la discapacidad y la enfermedad.
Existía una tendencia a homologar e, incluso, a volverles sinónimos. “Si bien se han alcanzado logros en este sentido, aún existe una tendencia a mirar la discapacidad como una enfermedad en sí y por sí misma; más allá de considerarla como una forma de ser y estar en el mundo, se le ve como una alteración leve o grave del funcionamiento normal del organismo”.
Movimientos sociales
Al hablar de Movimientos sociales de personas con enfermedades crónicas discapacitantes / discapacidad, la especialista expuso que esa enunciación pone de manifiesto que el padecimiento es un rompimiento o alteración de la normalidad, definición que incide en la circunscripción de la discapacidad al modelo médico, el cual prevalece en nuestras sociedades, siendo ésta una de las primeras luchas que los movimientos por la discapacidad han manifestado.
Brenda Araceli Bustos consideró que ambas situaciones de vida convergen en el Teletón México, que “ha extendido sus tentáculos a las vidas de infancias en situación de cáncer, de forma que yuxtapone, interrelaciona e intersecciona las narrativas en ambas experiencias de vida, lo cual le ha concedido potestad tanto en la rehabilitación física, como en tratamientos de quimio y radioterapia e inclusive quirúrgicos, de forma que vuelve a hermanar a la discapacidad con las enfermedades crónicas, y esto es apreciable en todas sus campañas y en el día en que se lleva a cabo”.
Respecto a los movimientos sociales, detalló que en la definición de éstos se establece que se componen de un grupo de personas que hacen uso de la protesta, entre otras herramientas, con el objetivo de incidir en el cambio de un aspecto de la sociedad. También, que se trata de un grupo grande de personas organizadas quienes de forma pacífica o violenta buscan incidir en algún cambio social.
Al correr de los años, los movimientos revolucionarios, críticos, progresistas han sido todos ellos conservadores en cuanto a discapacidad se refiere. Siguen reproduciendo los discursos estigmatizantes hacia esa condición, así como el tipo de política pública e “intervención de derecha”. Y es que para ellos, el cuerpo discapacitado no puede aportar nada a la transformación crítica de los países.
En los estudios del tema, más que hablar de movimientos, nos referimos a luchas por el reconocimiento o por los derechos, que se inician tarde en la historia, en los años 60 y 70 del siglo pasado, pugnando porque la discapacidad sea vista, considerada como una forma de ser en el mundo, que se trata de personas dignas de derechos de primera generación, como estudiar y trabajar.
Y han dado resultado pues cada vez hay mayor acceso a la educación para ese sector de la población, lo cual, sin embargo, no se corresponde con el acceso a puestos laborales, finalizó.