Monterrey, México, UDEM.- Desde la perspectiva de equidad de género, lo importante en una familia son los acuerdos y la convivencia equitativa, más allá del tipo de familia que se integre, en opinión de Ana Isabel Hernández Garza, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Monterrey.
La catedrática ofreció la conferencia “El feminismo en la dinámica familiar”, organizada por la Sociedad de Alumnos de la Licenciatura en Psicología, dentro de la Semana de las Mujeres, que se desarrolla del 4 al 8 de marzo.
En su charla, realizada en el aula 1308, la tarde del lunes, Hernández Garza se refirió a las familias tradicionales, con padre, madre, hijos e hijas, y a las no tradicionales o alternativas, como las monoparentales, con hijos adoptivos, las formadas por abuelos y nietos, familias reconstituidas (con hijos de ambos miembros de la pareja) o de padre y madre separados, entre otras.
“Todo se vale, todo existe, todo se puede; lo más importante es llegar a acuerdos, de encontrar las formas de convivencia y de compartir para cada uno de los integrantes; no es imponer una forma o estilo de vida, sino que surja de esta equidad”, asentó.
La ponente explicó que, además, entre ambos tipos de familias, puede haber diferencias en los roles, por ejemplo, los tradicionales –el hombre es el proveedor y la mujer es “ama de casa”– o la no tradicional con la participación de ambos en tareas económicas y domésticas equitativamente, sin que implique que unos de los dos estilos sea equivocado, siempre que sea producto de un acuerdo.
De acuerdo con la profesora, en la familia, se originan situaciones e interacciones que influyen decisivamente en el desarrollo de la autoestima y la identidad personal de todos sus integrantes, además de que surgen condiciones que permiten a los individuos aprender tanto a asumir responsabilidades como solucionar problemas.
En el seno familiar, se establece una red de apoyo social para las diversas transiciones vitales: búsqueda de pareja, trabajo, vivienda, jubilación, vejez, así como enfrentar las crisis impredecibles.
Hernández Garza mencionó que, en su opinión, talvez el término que recibió el movimiento desde sus inicios como “feminismo” haya condicionado a muchos hombres para tener la creencia de que solo tiene que ver con mujeres, cuando existe la necesidad de involucramiento por parte de ambos. “Realmente, no es ni por el término mismo, podríamos llamarle feminismo o masculinismo, y que tuviera el mismo objetivo para unirnos en objetivos y en lo que se está buscando; la idea no sería alcanzar a los hombres, sino más bien encontrar un punto de encuentro en donde hombres y mujeres se pudieran concebir como seres equitativos, desde el respeto”, estableció.
La profesora universitaria señalo que el feminismo es importante porque tiene que ver justamente en que las mujeres tuvieron que crear un movimiento, hacer manifestaciones y escritos, con lo que se reconoce que las mujeres han podido cambiar por querer encontrar equidad.
“Difícilmente, podríamos cambiar el término; sin embargo, creo que si se pudiera entender desde este lugar en el que el feminismo involucra a todos, pues estaríamos todos mucho más activos en eso”, expuso.