Por Guillermo Jaramillo
Monterrey, México, UANL.- La discapacidad no es una limitante para desarrollarse en la vida, ejemplo de ello es la alta cifra de personas con discapacidad intelectual que realiza estudios universitarios.
Lo anterior lo saben en la Universidad Pablo de Olavide (UPO), en Sevilla, España, que a través de Rosa María Díaz Jiménez compartió su experiencia en el octavo Simposio Experiencias y Tendencias sobre Inclusión en la UANL.
Díaz Jiménez, docente de la asignatura Trabajo Social y Servicios Sociales en la UPO, es especialista trabajando con estudiantes con discapacidad intelectual. Es decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UPO y la vocal de la Fundación Derecho y Discapacidad, de Madrid, España.
“Entre los módulos de contenido de asignaturas (en la Universidad Pablo de Olavide) nos basamos en dos ejes, la accesibilidad cognitiva y la inmersión comunitaria. Queremos que ese aprendizaje que están adquiriendo los alumnos lo compartan en una inmersión comunitaria con su comunidad más inmediata”, explicó Díaz Jiménez durante la charla que se llevó a cabo el 9 de noviembre.
La ética universitaria debe primar sobre todo, enfatizó Díaz Jiménez, quien agregó que la UANL es una universidad incluyente desde el momento en que busca adaptarse a todos los contextos posibles.
“Para mí una universidad incluyente tiene que estar a disposición de esas personas y ese conocimiento debe ser el puente, debe ser facilitadora de ese fluir del conocimiento. La universidad debe ser versátil, inclusiva.
Contra la exclusión
En la UPO dan importancia a un apartado grande de entrenamiento para desarrollar el potencial humano. Entre sus programas incluyen inglés y tecnología para incorporarse con mayor facilidad a un entorno social-laboral de por sí excluyente.
“A algunos de nuestros estudiantes se les otorga un ordenador para que aprendan las nuevas tecnologías”, explicó Díaz Jiménez.
La especialista compartió algunas imágenes y videos de la experiencia con estudiantes con discapacidad intelectual que integran algunos de los programas que la UPO ofrece.
Hacia adelante
Díaz Jiménez sueña con lograr un diplomado para estudiar derecho, ya que esto permitiría a las personas con discapacidad intelectual representar legalmente sus propias causas.
Entre los proyectos que compartió la especialista, destaca el INclOUT, cuyo objetivo es fomentar la interacción entre los universitarios con personas con discapacidad cognitiva.
Mediante la Residencia Universitaria Florian Tristán, se apoya a los estudiantes con discapacidad intelectual en temas como el empleo y algunas prácticas en empresas.
Finalmente, Luz Amparo Silva Morín, Coordinadora de Inclusión Educativa para las Personas con Discapacidad y Adultos Mayores de la UANL, señaló la importancia de compartir este tipo de experiencias, ya que el diálogo y cooperación entre instituciones siempre fortalecerá la educación.
“Esto nos ayuda a tener un panorama más amplio de la tendencia mundial sobre la educación para personas con discapacidad y adultos mayores”, puntualizó.