Monterrey, México, UDEM.- La aparente retirada del COVID-19 en 2022 da signos positivos de recuperación en la economía del país. Así lo vislumbra Edgar David Gaytán Alfaro, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey. Además menciona que a ello se agregan los estímulos de consumo que tuvieron los mexicanos durante el Buen Fin y el incremento de la capacidad de gasto de la población derivado de las prestaciones de la época de fiestas. De esta manera asegura que, acorde a los indicadores económicos de coyuntura, la recuperación parece aproximarse.
"Nuevo León, un estado con un perfil secundario exportador, desde principios de 2022 se perfiló como una entidad en franco proceso de recuperación. Por ejemplo, tan solo en el segundo trimestre, la Entidad ocupó el primer lugar entre los estados con mayor variación positiva en las exportaciones incrementando en 24.4% respecto al mismo período del año anterior”, detalló el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Sin embargo, señaló, en el horizonte se ciernen algunas dudas. La primera de ellas motivada por una inflación que, si bien es de un solo dígito, se encuentra sobre valores un tanto atípicos para una economía como la mexicana que, al menos en las últimas dos décadas, ha consolidado su estabilidad de precios.
“Tal escenario (especialmente durante 2021) se motivó por un dólar caro que sigue impactando la estructura de costos en la cadena de suministros y una tasa de interés al alza, precisamente en la perspectiva de acelerar la recuperación económica vía la contención en los precios.
“En materia de empleo, la pandemia llegó a exacerbar un problema estructural de la economía mexicana: la cantidad de mexicanos que laboran bajo condiciones precarias. De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), en el período de la pandemia, este indicador aumentó en alrededor de 3 millones de personas. Con tal situación, es natural encontrar severas restricciones al consumo y de ello una escasa capacidad de efectos multiplicadores sobre el crecimiento económico”, dijo.
El investigador mencionó que un consumo deprimido, por consecuencia lógica, impacta sobre el desempeño de las empresas dadas las limitadas expectativas de rentabilidad que forman, lo que a su vez crea cortapisas para los requerimientos del factor trabajo, hecho que impacta, nuevamente, sobre los bajos ingresos de la población. El problema crea y reproduce un círculo vicioso.
Agregó que un referente que acompaña a la perspectiva de la recuperación económica se encuentra en la formulación del Paquete Económico para 2023. “Todo parece indicar que la pandemia (y las expectativas de formar un Sistema de Salud de calidad) seguirá marcando la tónica de la orientación del gasto para el próximo año. El Proyecto del Presupuesto de Egresos 2023 contempla un incremento a la Secretaría de Salud del 3%, (sobre lo aprobado en 2022) ello en la perspectiva de continuar enfrentando la pandemia con la compra de vacunas, medicamentos y abatir, al menos en un margen considerable, el estructural flagelo del acceso universal a servicios de salud de calidad”, consideró.
El docente de la UDEM aclaró que de ninguna manera se puede negar el carácter vital que representa la salud y la prioridad que tendrá dicho sector en el marco del Paquete Económico del próximo año. Sin embargo, argumentó, dada la atención de lo urgente, poco margen quedará para los aspectos importantes de la promoción a la recuperación económica desde las finanzas públicas. Dijo que el próximo año se verá una variación positiva en el Producto Interno Bruto (PIB), la cual se ha anticipado en torno al 3.4%, añadiendo que “dicha tasa resulta a todas luces insuficiente y responde más al efecto rebote (variación positiva después de una caída pronunciada en el PIB) que a la materialización de los esfuerzos por acelerar la recuperación”.
El especialista subrayó que, al margen de los datos analizados, socialmente se percibe un mejor ánimo, fincado en la sensación de rebasar paulatinamente los múltiples efectos de la pandemia.
“Las expectativas mejoran en el marco del retorno a las actividades presenciales, la reapertura de las fronteras y los efectos multiplicadores del gasto público, lo que indubitablemente contribuye a edificar una narrativa de recuperación económica. No olvidemos que la economía reside, en gran medida, en la agregación de percepciones y en el pesimismo u optimismo compartidos; en comparación, al menos con el año pasado, hay signos que se decantan por esta última percepción”, puntualizó.